Existen locales que ten dan buen feeling antes de entrar, El Patio de Chamberí, es uno de ellos.
Si bien la decoración de un local no es un aspecto subjetivo primordial, si es importante. La terraza tiene un aire a Saint-Tropez, con sus colores azul del mar, de un mar de verano, un mobiliario cómodo. La terraza está situada en una zona recóndita de la Plaza de Chamberí, lejos del ruido y el olor de la circulación. El interior te sumerge en cambio, en un ambiente andaluz, con un jardín interior soleado y frondoso, con sus faroles granaínos, tiene un toque rural, debido a sus mamparas de esparto y las maderas empleadas. ¡Verdaderamente da gusto estar!
El trato, ese sí un elemento subjetivo muy importante, ya sabes que por muy buena que sea la comida si te han tratado con indiferencia, no vuelves. Muchas veces esto hace la diferencia. Pues aquí la hace, el trato es muy atento, y cuando menos te lo esperas, estas compartiendo conversación con el propietario, no es uno de esos despreocupados, no. Él está al pie de cañón, tomando la temperatura al patio -valga la comparación-. La decoración corrió a cargo del que fuera socio, el arquitecto Álvaro Oliver y su estudio Foxium Arquitectura, diseña su propios mobiliario bajo el nombre de Abracadabra. Cabe destacar que Álvaro, Horacio y Ramón eran socios del antiguo “Patio del Fisgón”, que ocupaba este mismo lugar. La buena relación continua y se nota en el cariño con el que se ha tratado la decoración del Patrio de Chamberí.
¡Ah! ¡La cocina, qué divertida! Muy internacional, española también, tienen cosas para picar y tapear, platos de cuchara, pizzetas, carne, pasta, incluso un apartado para veganos… ¡qué no quede! Los postres son caseros casi en totalidad , sip, entre las elaboraciones del chef y las de Yolanda, una amiga del restaurante, son y deliciosos. Te puedes encontrar en la carta unos huevos rotos con jamón o con gulas, de chuparse los dedos hasta los muñones. Una pirámide de salmón “a la diabla” muy exótica, las croquetas, ¡pídelas! qué textura y qué sabor. Original el rollito de pato… pero las gyozas… ¡te mueres del gusto! Espectaculares, supongo que así se lo propuso el chef, la masa súper fina, te deja realmente con su relleno a tus anchas. La carta de vinos es escueta pero acertada, nosotros nos tomamos una botella de Terras Gauda, Rias Baixas. ¡No te olvides de pedir la tarta de chocolate de Yolanda!
Como no te querrás ir, no habrá ningún problema en que te preparen una cocktelería clásica, que podrás disfrutar hasta la madrugada.
Abren de forma ininterrumpida de 10.30h a 02.00h, la cocina siempre está disponible para picar y tapear.
