Finca del Marquesado, tinto crianza 2016

Biodiversidad y cultivo sostenible de la vid

Todo empezó hace 38 años, con un sueño, una visión de Jesús Martínez Bujanda, propietario de Bodegas Valdemar. En 1982 nadie pensaba en realidad en el significado de palabras como biodiversidad, respeto por la tierra y todas las especies animales que dependen de ella. Los años ochenta eran presa de una industrialización salvaje, donde las barras de pan a 45 pesetas que ya no sabían ni a pan. Pero Jesús, hijo de la Rioja Alavesa era muy consciente de lo que estaba en juego con una producción salvaje cuales quiera fueran los medios.

Ya entonces Jesús Martínez Bujanda tenía claro la relación emocional que nos une al vino.

Finca del Marquesado y la materialización de las emociones

Yo soy la primera que cuando consume un vino o un alimento, entro en una especie de universo donde mi satisfacción no es solo la de comer o beber algo que satisfaga mis necesidades estrictas. Mi mente se pone en marcha, al igual que con los alimentos, saber que el vino que estoy degustando ha sido mimado desde la cuna, que ha crecido en un terruño donde se vuelve a escuchar la sabiduría ancestral y se aplican las técnicas modernas para volver a los orígenes.

Saber que se ha respetado el entorno, fomentado la vuelta de la fauna y la flora que son las amigas de la vid… Todo esto unido a la mano del hombre que ha dado el toque final al contenido de esta botella, me provoca un placer inmenso en cada sorbo, un placer global donde las sensaciones y los conocimientos me provocan una satisfacción completa durante el lapso de tiempo donde simultáneamente disfrutan mis papilas proyectando en mi mente todo lo que conozco de ese vino…

Me veo inmersa en un cliché, donde estoy paseando entre las hileras de vides, pisando un suelo tapizado de flores silvestres, esponjoso, que se hunde bajo mis pies porque es un suelo que respira. Tras el primer sorbo me sale un mmm… profundo y gutural.

Eso es lo que provoca en mí esta bodega que traduciendo este mmm… hablamos de: El amor a la tierra se transforma en la práctica devolviéndole la variedad de seres vivos que habitan y los patrones naturales  que forman esta cápsula de vida.

La tierra -el suelo- es la clave de la vida y la Familia Valdemar se ha propuesto protegerla conservándola desde el respeto.

Finca del Marquesado son 187 hectáreas de las cuales 135 son de viñedo, con una media de edad de 30 años, con parcelas que alcanzan 640 m. de altitud donde se trabaja en pos de un agroecosistema sostenible.

Uso de abonos orgánicos, confusión sexual, los tractores pasan lo mínimo necesario para no compactar la tierra. Creación de cubiertas vegetales floridas entre vides que atraen a insectos amigos de la vid evitando el uso de plaguicidas.

Cercos de árboles y arbustos contra el viento y la contaminación acústica, refugio para reptiles y aves. Parcelas sin viñedo a modo de “bosque isla” con vegetación y cajas nido para aves y murciélagos, muros de piedra que actúan de cortavientos y ofrecen cobijo a reptiles. Bebederos repartidos para calmar la sed de los pequeños nuevos habitantes.

Todo este entramado de corredores biológicos conectados entre sí, con su vegetación y sus habitantes naturales junto con las condiciones climáticas donde existe diferencias importantes de temperatura. Provocan que la vid de lo mejor de sí misma.

Pero la naturaleza tiene su ritmo y convertir un ecosistema en ecológico, implica años de trabajo y paciencia. La Finca del Marquesado está a la espera de la pronta calificación por parte de las instituciones como recompensa al esfuerzo y la visión de futuro.

De la Finca del Marquesado nace esta gama que se adapta a todos los gustos:

La Gargantilla Tempranillo y La Gargantilla Garnacha, Finca del Marquesado Selección, Finca del Marquesado Crianza, Finca del Marquesado Rosado

Personalmente te hablaré del Crianza de 2016 que es el que he probado. Un vino tinto con un 75% de tempranillo.

Tras su color intenso habita un vino fresco. En realidad su tanicidad es discreta lo justo para decir, “aquí estoy yo que vengo de la Rioja y soy inconfundible”.

Efectivamente su paladar es ejemplo de los vinos de Rioja con ese toque moderno, ya no es un vino para mi abuelo sin no para mi.

Siempre se dice que la mejor armonía es con vino que se elabora en la misma región de procedencia del manjar que se va degustar.

¡Un acuerdo Di-Vino!

Es muy agradable para acompañar un tapeo, pero como mejor se expresa en con un pollo de corral al horno o una carne de cerdo o conejo. Los arroces castellanos por mi experiencia y mi memoria sensorial también hacen buenas migas con Finca del Marquesado, Crianza cosecha del 2016.

Este vino es el compañero ideal de platos sabrosos pero no que invadan tu paladar.

En definitiva un vino muy buen vino si, su versatilidad tiene propiedades camaleónicas,  hará que no te arrepientas de esta compra, sobre todo si eres neófito.

Sobre Valdemar

La Familia Valdemar, son cinco generaciones de vignerons desde 1889.

Jesús y sus hijos Ana y Jesus, manejan con pasión más de 275 Has. en nueve viñedos en España y uno en Estados Unidos, sí, sí, en el estado de Washington, tierra de viñedos llamada Walla Walla, menos conocida que el famoso Napa Valley (lo que hace ver películas), pero en Washington es una de las zonas más antiguas de viñedos del país. Además, Valdemar Estates, tiene el mérito de ser ¡la primera bodega no estadounidense!

Además pueden sumergirte en este universo de placeres bacanales (píos y castos, eh!?) a través de la experiencia enoturística visitando sus bodegas en familia, que son accesibles en su totalidad.

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