Restaurante Casa Ciriaco, 130 años de historia de Madrid

Recientemente he tenido el privilegio, si, privilegio, de almorzar en uno de los restaurantes más antiguos de la Villa de Madrid, Casa Ciriaco un restaurante cuya actividad sigue perdurando intacta desde hace más de 130 años.

“Comer es una necesidad, saber comer es un arte”… No puedo más que estar feliz y emocionada con esta frase que me conecta emocionalmente con este restaurante. ¿Por qué? Pues porque esta frase pertenece al escritor francés del renacimiento, ¡François Rabelais!

« Se nourrir est un besoin, savoir manger est un art »

No puedo estar más de acuerdo con la doctrina que profesa Casa Ciriaco. Hasta el restaurante más castizo se encuentra conectado con el espíritu de bon-vivant tan maid in France. Rabelais es el autor del apasionante libro en cinco tomos que narra el más grande banquete del mundo y lo nombro en algunos de mis artículos: “Gargantua y Pangruel”. ¡Seguro que no esperabas esta salida!

Conocí por primera vez este restaurante en 1992, como buena guiri, me tenía que pasear los imprescindibles. En su momento no pasé de la barra donde me tomé unas tapas.

Con motivo del Mes del Rabo de Toro, volví a conectar con este castizo y emblemático restaurante. Sus paredes repletas de testimonios de su ilustre pasado y de sus no menos ilustres comensales imponen mucho respeto y te recuerdan que debes interiorizar la humildad cuando quieras hablar de Casa Ciriaco. La típica frase “¡ah, si estas paredes hablaran!”, aquí cobran todo el sentido, hablan hasta por los codos de todos los acontecimientos vividos en Madrid desde que abriera como almacén de vinos en 1887. El atentado a Alfonso XII es quizás el hecho que ha unido en una suerte de “pacto de sangre”, los destinos de la historia de España y del restaurante Casa Ciriaco.

Restaurante Casa Ciriaco

“El 31 de mayo de 1906, el pueblo de Madrid celebraba el enlace nupcial de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenmberg ajeno a la terrible tragedia que se avecinaba… La comitiva volvía de la iglesia de los Jerónimos camino del Palacio Real cuando el anarquista Mateo Morral Roca, que se alojaba en una pensión del número 88 de la calle Mayor (hoy número 84), arrojó desde el balcón de su habitación una bomba envuelta en un ramo de rosas pálidas. El artefacto tropezó en su trayectoria con el tendido del tranvía y acabó estallando sobre el gentío. Los Reyes resultaron ilesos, pero el balance fue terrible. Veinticuatro muertos y más de 100 heridos.”

En los años veinte estaba de moda el vermouth, y Casa Ciriaco tenía su grifo.

Restaurante Casa Ciriaco

Según nos cuenta Lorenzo Díaz en su libro Madrid, bodegones, mesones, fondas y restaurantes “la hora del vermouth, es una hora que alumbró la década de los veinte. Hasta entonces había venido llamándose la hora del aperitivo; pero la aparición del vermouth transformó su nombre, al mismo tiempo que potenció ese periodo del día previo al almuerzo o a la cena, […]. Rafael Penagos” fue el dibujante que perpetuó ese momento tan chic de la época con sus diseños art-déco, Lorenzo Díaz lo define como una época de feminismo refinado, de sufragistas presumiendo de sentar sus liberadas posaderas en los taburetes de los bares. El vermouth de grifo sigue siendo el protagonista en Casa Ciriaco.

Restaurante Casa Ciriaco

El ilustre periodista Julio Camba hizo del restaurante su segunda casa donde tenían lugar tertulias del más alto nivel intelectual con grandes pensadores de la época. Posaron sus puños en la mesa personas como los pintores Sebastián Miranda Ignacio Zuloaga, los toreros Domingo Ortega y Juan Belmonte. El escritor Valle-Inclán convirtió la taberna en la Cueva de Zaratustra, un personaje de su novela “Luces de bohemia”. El dibujante Antonio Mingote, presidió a su vez las tertulias fundadas por Camba e incluso creo el sello de Casa Ciriaco. Desde entonces, los políticos de todo pelo, pico y pluma han pasado por sus comedores, incluso la Casa Real ha mantenido la tradición con las visitas del Rey Don Juan Carlos y su hijo, entonces Príncipe de Asturias.

Con el último relevo generacional, Casa Ciriaco estuvo a punto de cerrar sus ilustradas puertas para siempre. Esto es algo que no iban a permitir dos enamorados de la historia de la restauración madrileña, Alfonso Delgado  y Daniel Waldburger, propietarios, respectivamente, de Casa Alberto y La Casa del Abuelo, además de ser presidente y vicepresidente de la Asociación de Restaurantes y Tabernas Centenarias de Madrid. Es a través de esta asociación que estaban en contacto con los propietarios de Casa Ciriaco y no dudaron en acudir al recate de este pedacito de la historia más regia y a la vez popular de Madrid.

Restaurante Casa Ciriaco

Estos hechos de los que te hablo son muy recientes la reapertura del Casa Ciriaco tuvo lugar el pasado 26 de septiembre. El establecimiento ha vivido un lavado de cara mínimo, más bien diría yo un “enjuague”, porque no se quería perder la identidad y la solera que lo caracterizan, simplemente se ha permitido a la luz del castizo sol penetrar por sus ventanas.

El responsable de la sala es Carlos Figueroa, que llega desde Lux (del grupo La Máquina). En la cocina es Cristina Alonso quien manda; le ha tocado el papel más difícil en mi opinión, aquel en el que debe reproducir recetas con más de cien años, sin perder ella su esencia, el toque personal debe ser muy sutil.

Restaurante Casa Ciriaco

La carta de Casa Ciriaco

Es un compendio de la cocina española más clásica, antes de empezar pide su vermouth de la casa, es de Casa Alberto, elaborado en colaboración con una bodega importante y un pincho de tortilla o el pincho de bonito con pimiento rojo, los boquerones en vinagre, la clásica ensaladilla rusa, su bocatín de calamares, el famoso revuelto “Julio Camba” o unos huevos revolcones con chistorra. Encontrarás platos tan legendarios y deliciosos como la gallina en pepitoria o los callos a la madrileña, las pochas estofadas con perdiz, las mollejas de cordero al ajillo, el cocido Madrileño de todos los miércoles, el arroz con perdiz y verduras o la merluza con langostinos, y por supuesto el rabo de toro cuando procede, también puedes tomar unas albóndigas y unas pochas con calamares las croquetas caseras de setas o de jamón, no te pierdas sus postres, pide una torrija o la leche frita, te transportan a las recetas de la abuela… Iba a decir de las madres pero el tiempo corre y las mamas de hoy también, cada vez son menos las mamás y más las abuelas las que preparan estos manjares. Y esto no es una crítica a la sociedad, sino una constatación.

La cocina casera de Casa Ciriaco tiene el encanto de la imperfección que le confiere el estatus de cocina casera, donde las croquetas nos son de tamaño idéntico o a ti te toca el muslo de la gallina y a tu compañero de mesa la pechuga. Además tiene unos precios muy asequibles.

Restaurante Casa Ciriaco

Si tienes pensado acudir en grupo, vas sorprenderte con los salones que han acondicionado en sus bodegas abovedas que rezuman historia por los cuatro costados. Aprovecha estas vacaciones de verano para conocer el Madrid más universal, más castizo y tradicional, ve a Casa Ciriaco y cuéntame tu experiencia.

Quiero agradecer sinceramente el afectuoso trato recibido por parte del restaurante y sus representantes. Gracias por dedicarme vuestro preciado tiempo y contestar a mis preguntas.

Restaurante Casa Ciriaco

Hoy te regalo esta maravilla. La zarzuela es un género musical español pero muy madrileño, lo llaman “Género Chico”, yo sí que me hago chiquitita  ante tal grandeza. “Doña Francisquita” con Lucero Tena.

CASA CIRIACO

Calle Mayor, 84, 28013 Madrid

915 48 06 20

casaciriaco.es

Restaurante Casa Ciriaco

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