María Victoria, la Malbec de las Bodegas Verum

Recientemente fui invitada a un largo viaje sin salir de Madrid. De la mano de las bodegas Verum viajé hasta la lejana Patagonia argentina.
Un sueño te puede llevar muy lejos, a veces hasta las antípodas, literalmente. Esto es lo que le pasó a Elías López, el enólogo y copropietario de las Bodegas y Viñedos Verum.

“Fui piedra, perdí mi sitio, y me arrojaron al mar… las circunstancias y el tiempo, me volvieron a sacar”.

María Victoria.

Así comienza la poética aventura en la que me vi inmersa al acudir al espacio multifuncional Nave María. Está frase tan bella no es de ningún poeta conocido, no, es de la propia María Victoria, madre de Elías, nuestro enólogo en cuestión. Casualidades de la vida, llevaron a Elías de forma literal a una simetría de paralelos opuestos y fuerzas telúricas, pues, si Tomelloso se encuentra en el paralelo 39 norte, el viaje al principio y fin de esta historia le llevó al paralelo 39 sur en la Patagonia. Todo empieza con una piedra con forma de corazón.
El recorrido por las emociones y la verdad que sale del vino lo traza un hilo conductor, en el sentido figurado y emocional, como en sentido literal. Si, la prestigiosa Food Designer Véronique Gladstone, nos llevó de la mano a un viaje al mundo de María Victoria a través de varios escenarios y a menudo con un antifaz que nos convirtió en ciegos de facto para multiplicar la potencia de nuestros sentidos y sentimientos. Caminando a ciegas, así nos emocionamos y mimetizamos con los sentimientos de Elías. Cuyo viaje bien que alejado de sus raíces, retorna a ellas en un sincero homenaje a la inspiradora de esta travesía transoceánica: su madre María Victoria, matriz, origen, principio y cauce del camino que recorre Elías, para ofrecernos este elixir de la eterna juventud. Eterna juventud, claro, pues el linaje de esta ambrosía se hace eterno a través del don de sangre de las generaciones de estos apasionados y entregados soñadores, también llamados viñadores.

Bodegas Verum

Hay que reconocer que el viaje ha valido la pena este 100% malbec es una pura delicia, de un color rojo purpura brillante, al arrimarlo a la nariz me invadieron recuerdos de las horas pasadas en los Jardines del Beso, en la Burriana de mi niñez. Flores como la violeta y frutas negras invadieron mis fosas nasales. En mi boca transmitió felicidad, felicidad en forma de redondez como el terciopelo que tiene cuerpo y frescura, cuando nadie lo ha manoseado aún. Sentí frutas negras maduras, especias también.
Es un vino para tomar dándose el tiempo de pensar cada sorbo. Un vino de tierras argentinas que me gusta de verdad.

Bodegas Verum

Verdaderamente, pudimos disfrutarlo con el ágape, que estaba pensado para desvelar las múltiples facetas de este vino: tablas exuberantes de quesos nacionales e internacionales, frutas frescas e higos secos, panes y colines, no eran más que el preludio a una comida que nos adentraría en los aromas y los sabores de oriente medio, delicias como keftas de cordero al estilo libanés y su crema de yogur, empanadillas, verduras soasadas, aromas de raz-el-hanout, flotaban en el aire, y un postres de queso y dulce de leche que estaba de muerte lenta.

¡La tarde se extendió entre tertulias regadas y bien regadas…! Como anécdota jocosa, tengo una bien jugosa: compartí la experiencia con locutor de radio Jonatan Armengol, pues ¿te puedes creer que a él también le obligaron a ponerse un antifaz? ¡Esta situación provocó verdaderas carcajadas, que fueron provocadas por el propio Jonatan -siempre bien humorado- y acogidas con ganas por todos  nosotros!

Quiero agradecer de corazón a todos los involucrados en esta presentación, su amable invitación.

Bodegas y Viñedos Verum

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Nave María

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