Tarraco Viva o la Tarragona de Augusto Caesar.

El pasado sábado 17 de mayo tuvo lugar un encuentro bloguero en “petit comité”, auspiciado por Silvia Franconetti, Mater Comunitatis de Amigastronomicas nos convocó a un evento gastronómico enmarcado en el festival Romano de Tarragona,  Tarraco Viva, que alcanza ya su XVI edición y cuyo fin es dar a conocer la belleza de la antigua ciudad romana ahora patrimonio cultural de la humanidad desde noviembre de 2000 y donde eligió vivir el Emperador romano Ceasar Augusto. El Festival durará del 5 al 25 de mayo.

Era una reunión muy especial, Silvia solo invitó a un grupo “muy selecto” ( jeje…) de blogueros, para agasajarnos mejor,  por la sencilla razón que Silvia es muy detallista y meticulosa. Está muy orgullosa de su cuidad, eso le honra, y esta era una ocasión dorada para demostrarlo. Esta era su segunda edición la imagen y protagonista de dicho evento es la gamba de Tarragona, Carmeta para los amigos… Sea dicho de paso que la imagen ha salido de la imaginación de otra colaboradora: Geni Medina.

Fuimos recibidos por miembros del ayuntamiento: Patricia Antón, Concejala de Comercio y turismo, Ivan Rodón de Tarragona Turismo, Laura  Batet de Tarragona Convention Bureau y Manel R. Granell, responsable de CC y RRSS de Tarraco Viva, también colaborador de Amigastronomicas.

Silvia, en nombre de Amigastronómicas, les hizo entrega de un detalle en forma de galleta con la imagen de nuestra querida Carmeta.

Arrancamos el carnet de actividades visitando el puesto de un artesano panadero, Jordi Andreu, cuyo oficio corre por sus venas en cuarta generación. Nos habló de lo apasionante y sacrificada que resulta ser su labor, no se considera maestro por humildad y respeto a su padre que sí lo era. Pero lo “entronizarán” pronto, por lo que  nos dio a entender. Ha estudiado y experimentado para conseguir acercarse al máximo en la elaboración del pan pompeyano como se ve repertoriado en los antiguos escritos. Resulta ser un pan con poco levado con gran mezcla de semillas (espelta, centeno, trigo sarraceno, mijo…) arándanos y miel, si, miel. La  particularidad de su dibujo reside en su fácil división en porciones, en pleno campo de guerra no iban a usar cubiertos… Lo probamos y estaba ¡Ave,  Panis, sapor sine pari! En latín: “Aleluya, pan, sabor sin igual!” … Esta última frase es cosecha de mi hija, que algo sabe de latín y griego.

Acto seguido, seguimos visitando los stands que allí se encontraban el puesto más interesante estaba lleno de comida ¡Claro! Tomamos una excelente cerveza Rosita, tan fría que entraba peligrosamente bien. Los puestos de comida servían platos que se suponen de la época me llamó la atención la pizza. ¡Pues, nada más típico de los romanos de la antigüedad! Los romanos la heredaron de los griegos y los egipcios. Nuestros antepasados latinos la llamaban placenta, offa, en un principio era una mezcla de agua y cebada, suponía la base de su alimentación. La pizza resulta ser un tesoro de la Cuenca mediterránea, cuyo máximo exponente de su historia reciente nació en Nápoles y de allí se expandió por el mundo entero. En la Edad Media los Lombardos, pueblo de escandinavos y germanos, introdujeron el queso de búfala cuando bajaron a Italia. Fue tras el descubrimiento del Nuevo mundo que el tomate se convirtió en el ingrediente principal, Italia no sería Italia sin el tomate ¿No creéis?

Algunos de nosotros probamos Mulsum el vino con miel y especias, posteriormente llamado Clarea (claret en francés). Curiosamente esta bebida especiada se conocía en la Cataluña medieval como Hipocrás y se tomaba al término de las comidas, para facilitar la digestión. Pues fue Hipócrates (siglo IV A.D) quien se percató de la importante relación de la dieta en la salud. Yo no probé el Mulsum, desgraciadamente, o no, porque  no llevo bien la mezcla…

Entramos en un taller de cocina organizado por Domus Apcius, antes de empezar nos dieron la oportunidad de ser rebautizados bajo nombre Latinos, yo elegí ser… Messalina… Tuvimos que prepararnos nuestras tapas,  con la ayuda de una herramienta singular, un almirez con un fondo áspero de piedrecitas bajo el barniz y una mano “torcida” o como decimos ahora “hergonómica”, LOL.

Basadas en las experiencias gastronómicas de Apicius, primero nos hicimos una crema de untar llamada hipotrima con queso fresco y picado muy fino, unas pasas de Corinto, apio, nueces, todo  aderezado con miel aceite, sal, pimienta, vinagre y vino rancio. El resultado era delicioso, a mí que me gusta tanto la cocina dulce-salada, lo disfruté mucho. La segunda tapa era otro paté de garbanzos esta vez, nuestra “Sílfide” se empeñaba en llamar a eso hoummous…y tenía razón es la denominación de garbanzos sin sésamo, sino se dice hoummous bil tahini.  Además lo aderezamos con huevo cocido y semillas de mostaza e igualmente sazonado que la anterior.

¡Ahí no acaba el periplo de pitanza! Pero mientras caminamos hacia el restaurante El Llagut, perteneciente al movimiento Slow Food, pude disfrutar de la belleza de la cuidad, entre toda la majestuosidad de la Ciudad Augusta me  llamó la atención una tiendecita donde vendían todo tipo de objetos fabricados con conchas.

El Chef Ramón Martí del Resaturante El Llagut, nos esperaba en su restaurante cuya terraza se sitúa en una placeta tranquila y con encanto. El menú era una recreación de lo que podía ser un menú de la época del Emperador Romano.

No me decepcionó, todo lo contrario, fue una experiencia gustativa inolvidable, qué sabores, qué mezclas, la selección de especias, los ingredientes en si se combinaban de forma inesperada para un paladar moderno. Todo acompañado con pan pompeyano y regado con un vino blanco sorprendente fermentado en tres etapas, Cosmic, un Sauvignon blanco del 2013

Con un timming muy ajustado, nos separamos con mucha penita de nuestras dos amigas de Madrid, Kuki y Cósima. Los demás nos dirigimos al Coso Romano donde asistimos a un espectáculo “Ludus Magnus”, representado por especialistas del instituto Ars Dimicandi, la compañía estaba integrada por italianos. El maestro de ceremonias, nos pidió que nos quitáramos de la cabeza todo lo que habíamos dado por supuesto tras ver películas como Ben-Hur o Gladiator, en estos  juegos donde podían competir gente llana y políticos además de profesionales, no saltaban los brazos por los aires y tampoco regaban las primeras filas de sangre. La nomenclatura era muy clara a ese sujeto.

Asterix nos aseguró que ningún bello gladiador fue herido durante el desarrollo del espectáculo. La verdad es que ahí las mujeres nos volvimos un poco adolescentes, no citaré nombres… y nos dejamos llevar por el furor de los contrincantes a los que había que animar. No dejamos que los gladiadores se escaparan sin retratarnos con ellos. ¡Fue estupendo!

Con permiso expreso de Las Cosas de Cósima tomo prestado el mosaico de retratos que es ideal para presentarnos a todos. Empiezo por arriba a la izquierda y sigo en sentido de las agujas del reloj.

Luisa de Baco y Boca, invitada.

Eva Ballarin Consultora (muy) independiente! Colaboradora

Angels, de Angels Cuina, invitada.

Antonio, alter- ego de A la Carte Menús, invitado.

Esther de Revelando mis Fuentes.

Kuki de Cocina Prêt-à-Poter, colaboradora.

Gemma Biosca de Food and cakes by GB, colaboradora.

Cósima de Las Cosas de Cósima, invitada.

Yo, Rose-Michelle de À la Bonne Franquette con Michelle.

Javier, alter- ego de amigastronómicas, organizador.

Gema de Divinos Sabores.

Luis de Lanzarote 3, colaborador.

Rosa Mari de A la Carte menús.

En el medallón central la artífice del evento Silvia Franconetti de Amigastronomicas.

Me queda agradecer a todas aquellas empresas que nos agasajaron con detalles como el aceite Trajano, Borges y sus vinagretas y aceites, las riquísimas avellanas de Avellanera Infrusec, el Vermoutht rojo Yzaguirre, la Cerveza Rosita y los carquiñolis de Ferrer. Como homenaje particular, iré publicando artículos vinculados a recetas que elaboraré con los productos ofrecidos por estas firmas. Por supuesto no me olvido del Ayuntamiento de Tarrgona, la organización de Tarraco Viva y de mi querida Silvia Franconetti, sin ella nada de la magia de esa jornada hubiera sido posible. Gracias Silvia.